Overall Rating: 8.5/10
Favorite Track: Victoria / Edvarda / Ecce Homo
El mundo
de la música boliviana es uno muy grande, pero eso no quiere decir que sea
demasiado extenso en cuanto a lo que llega abarcar. Los artistas que más llegan
a triunfar en el ámbito nacional son, en su mayoría, artistas dentro de
cualquiera de los distintos géneros de la música folclórica. Esto no es nada
malo, ya que el folclor sudamericano en general resulta ser un vasto mar lleno
de hermosos proyectos y temas esperando a ser admirados, con algunos de los
mejores discos de la historia de la música boliviana siendo parte de este
mundo. Pero en el ámbito de música contemporánea los estilos populares llegan a
ser cosas como el rock alternativo por parte de bandas como Octavia o
propuestas mucho más convencionales en áreas como el pop que llegan con uno o
dos éxitos en las estaciones de siempre para luego desvanecerse casi por
completo de las listas. E incluso considerando aquello, de todas formas, la
mayoría del país se inclina más hacia propuestas internacionales, con tan solo
un porcentaje pequeño de individuos interesándose en la exploración musical de
distintos géneros. En base a esto, se llega distinguir algo parecido a una
comunidad indie/underground más interesada en proyectos menos convencionales,
pero que pocas veces llega a traspasar la barrera hacia lo popular.
Esto llega
a ser incluso aún más preocupante cuando se habla de la música en vivo. En ese
aspecto, géneros como el Thrash Metal, el Grindcore, y el rock de todos los
estilos muestra una presencia aún mayor, con comunidades más activas tanto en
festivales como en su forma de marcar protagonismo. Es debatible si esto llega
a ser algo positivo o negativo, pero es innegable que en todos los años que
estos géneros han tomado su espacio dentro de la cultura boliviana, poco o casi
nada de progreso ha llegado a ser alcanzado. Y es que si se pudiera definir un
cáncer para el mundo de la música en Bolivia sería la enorme abundancia de
bandas tributo o bandas que buscan imitar un estilo, y en ambos casos esto llega
a hacerse de manera mediocre en su gran mayoría. Incluso si uno no se encuentra
muy interesado en el mundo de la música, se puede llegar a reconocer los
nombres usuales que aparecen en espacios musicales dentro de ferias culturales
como las de “El Prado” o presentaciones en lugares como Equinoccio, Chuquiago
Marca, o distintos teatros y bares a lo largo de las ciudades. Soda Stereo, The
Beatles, Nirvana, Pink Floyd, Iron Maiden, Metallica; la lista es grande pero la
idea es la misma. Son los mismos nombres que aparecen año tras año y anuncio
tras anuncio. Y esto no quiere decir que las bandas a las que se le quiere
ofrecer tributo sean malas, todas estas son clásicas por un motivo, pero los
homenajes llegan a ser olvidables y amateurs.
Pero
claro, tampoco es que haya muchos espacios alternativos que estén abiertos a
opciones poco convencionales o experimentales en su naturaleza. Generalmente se
trata de lugares pequeños, independientes e incluso alejados de lugares
concurridos, con locaciones más profesionales y accesibles siendo espacios
pequeños como el teatro Nuna o El Desnivel. Y es que, a pesar del contexto
musical en Bolivia, la música siempre ha llegado a tener anomalías que buscaban
ofrecer algo que rompía los esquemas o que los presentaba de una manera única y
personal. En todas las épocas han llegado a surgir un grupo de artistas que
sobresalían, y sobresalen todavía, por su sonido único, pasando a un legado de
discos y nombres respetados y admirados incluso años luego de su separación.
Proyectos como Clímax, Unit, Gato Diablo, Atajo, tan solo para mencionar a unos
pocos. Personajes y grupos arriesgados, atrevidos, e incluso algunos
recurriendo a lo convencional, pero dándole una vuelta de tuerca para que sea
algo individual, demostrando que Bolivia es un país con mucho que ofrecer en el
arte de la exploración sonora. Y si se tratara de buscar un exponente mucho más
contemporáneo, aquel llegaría a ser sin duda alguna José Carlos Auza y todos
los proyectos relacionados a él, pero sobre todo los casos de Taki Ongoy y
Enfant.
Auza es
una figura enigmática dentro de la música boliviana. De los dieciocho proyectos
sacados bajo su manto el artista no ha llego a cobrar ni un solo centavo, y no
es que haya un gran interés en aquello de igual manera. Sin importar el
proyecto, el género, o la actitud, lo único que buscaba hacerse era generar una
expresión libre, algo que se quería decir y que se lo hacía acomodándose al
sonido que se sentía adecuado para el momento, todo esto hecho de manera
desinteresada y desvinculada de la experiencia o la opinión del público. Auza
llegó a tomar múltiples pseudónimos a lo largo de su trayectoria, y en ningún
momento se llegó a incentivar la promoción de su música a gran escala,
dejándolo a disposición y juicio de la audiencia el si se hacía eso o no, con
todos y cada uno de sus álbumes estando gratis y a disposición de cualquiera en
sus respectivas páginas de bandcamp. En muchos sentidos parecen ser como joyas
ocultas esperando a ser descubiertas y admiradas, pequeñas piezas originales
que abarcan multitud de estilos, mezclas, y propuestas; con cada una de ellas
teniendo algo que ofrecer. Aun así, y como en todo catálogo de aquella
magnitud, siempre salen algunos grupos que sobresalen más que otros, y ese
resulta ser el caso de la faceta progresiva, experimental, e impredecible de
Auza encarnándose en la forma de Enfant.
Incluso
dentro de una discografía de la talla y la diversidad de la de Auza, Enfant
llega a sobresalir por lo peculiar y única que resulta ser. Es una banda que
tiene su trayectoria dividida en dos etapas. La primera, Filium.Ex.Machina
sacada en Julio de 2010, una mucho más personal y apegada a Auza, tomando el
alias de Horuset, que tan solo buscaba hacer justicia a sus diversas
composiciones con la ayuda de una banda, con el tal de refinar las canciones y
darles una sensación de poder ser tocadas en vivo. Resultaba ser un disco muy
admirable, con una producción y aspectos técnicos mucho más que sorpresivos
considerando el hecho de este ser un proyecto independiente, pero que como una
experiencia completa no resultaba ser tan consistente o pulida como uno podría
esperar. Esto no quiere decir que había composiciones malas o mediocres, pero
sí temas que podrían haber recibido más atención y refinamiento, dando la
sensación de ser una colección de ideas que llegaban a generar un híbrido que
funcionaba de una manera intrigante, pero que no mantenían una relación
totalmente estable como para justificar un disco entero. Aun así, el primer
disco de Enfant se encontraba conformado por algunas obras maestras que mostraban
el potencial de la banda, particularmente Ecce Homo y el tema homónimo, siendo
canciones en las que todos los elementos se encontraban justificados y
presentados con una evidente pasión y dedicación. Un par de años después, Auza
se retiraría del mundo musical para enfocare en sus estudios de Artes
Plásticas, y mientras llegaba a sacar composiciones para distintos filmes bajo
el alias de Nicolás Uxusiri, surge la idea de revivir Enfant junto a artistas
brasileños y argentinos en 2015.
Es en ese
entonces en el que nace Ellipsism, quizás uno de los proyectos que más
importancia y significado sostienen dentro de la trayectoria de Auza, y al
mismo tiempo llegando a ser una joya oculta, una obra maestra de la música progresiva
experimental contemporánea. En aquel punto, el disco dejaba de ser
exclusivamente una adaptación de las ideas de Horuset, y pasaba a ser un
proyecto colaborativo, igualmente de personal e importante para todos los
miembros involucrados. En vez de ser compuesto y arreglado por Horuset, era
compuesto por Auza, Paz, y Aillón, y arreglado por Enfant, con el estilo de
composición, estructura, producción, y arreglo de los temas siendo muy
diferentes a los vistos en el primer disco de la banda. Las piezas musicales
dejaban de ser ideas separadas y buscaban ser unidas dentro de una gran
composición dividida en siete partes, buscando crear una exploración musical
que sea vasta y para nada predecible. Las influencias progresivas y folclóricas
eran complementados por muchos otros géneros que venían por parte de cada uno
de los miembros involucrados, creando un proyecto único, balanceado, lleno de
detalles y misterio. Resultaba ser incomodo, críptico, dejando muchas más
preguntas que respuestas, pero estaba tan bien realizado que aquello era lo que
menos importaba, invitando al oyente a volver a perderse cuantas veces sea
necesario dentro de aquel viaje de ida y vuelta que ahondaba en la ira, la
soledad, la tristeza, la melancolía, y la libertad. Un proyecto catártico que
tenía mucho que decir, y que lo hacía sin la necesidad de recurrir a palabras,
más bien optando por la emoción y la expresión por medio del sonido y la música.
Pero este espacio reducido tan solo sirve para dar un contexto acerca de donde
se encontraba la banda a este punto, con ambos discos teniendo mucho más que
ofrecer que lo que parece a simple vista (y con mis respectivas reseñas
ahondando en aquellos mundos y estilos).
En fin,
para 2015 el regreso de Ellipsism no había sido solo uno inesperado, sino que
más bien demasiado bien recibido por fans y medios interesados en un proyecto a
esta escala. No era que se había promocionado el material, sino que llego a
llamar la atención por lo inusual y profesional que resultaba, siendo cubierto
por medios como La Opinión, El Diario, entre muchos otros. Aun así, las
presentaciones en vivo del grupo se podían contar con los dedos de la mano, y
no es que no había interés en presentarse en vivo, ya que según Bernardo Paz
era costumbre que ensayan de manera seguida, sino que no había muchos lugares
en los cuales llegar a hacerlo. Como se mencionaba antes, los espacios que
estaban abiertos a propuestas alternativas o poco convencionales eran, y siguen
siendo, escasos dentro de Bolivia, y aunque este tipo de eventos reciban cobertura
y publicidad considerable, el interés por los mismos resulta ser menor a
comparación a otra multitud de eventos.
Lo mismo
llegó a pasar con el relanzamiento del primer disco en 2012, con la alineación
de Enfant presentándose un par de veces en Cochabamba y La Paz, pero luego no
teniendo muchos espacios u oportunidades para administrar más conciertos. Pero
tampoco es que hubiera habido mucho interés por parte de los miembros. El
objetivo principal de los discos y proyectos de Auza era la libre expresión,
pero al mismo tiempo resultaba ser algo desinteresado, que se hacía sin la
necesidad de obtener fama o reconocimiento a gran escala. En cierto modo, todos
aquellos proyectos eran momentos brillantes, llenos de pasión, pero efímeros en
su esencia, y Enfant no era la excepción. El retorno de la banda y la grabación
de Ellipsism había sido algo a mucha mayor escala, contando con multitud de
elementos usados en el disco que resultarían interesantes para verse en una
presentación en vivo, pero no es como si se hubieran hecho muchas
presentaciones luego de la salida de aquel álbum. De hecho, pasaría casi un año
para que Enfant llegara a presentarse en vivo de manera adecuada por un par de
funciones, el 28 y 29 de agosto de 2016 en el espacio alternativo de El
Desnivel en La Paz, Bolivia.
Estas dos
funciones llegarían a ser muy esperadas por aficionados a la que había sido una
propuesta muy original por parte de Auza, pero además llegaron a ser funciones
que recibieron una promoción considerable por parte de los organizadores del evento. En todo caso, parecía que finalmente se había establecido una
alineación que iría a estar a la altura del nuevo estilo musical de la banda,
contando con la participación de José Carlos Auza, Bernardo Paz, Christian
Aillón, Luis Aranda, Álvaro Lenz, Diego Ponce, y Enrique Poppe, estableciendo
el enfoque principal del grupo en las guitarras, el bajo, la batería, los
teclados, la percusión, la programación de distintos elementos, y los arreglos
vocales; algo un poco menos extenso que lo que se había usado en el disco, sin
la notable presencia de trompeta y cuerdas, pero con la misma energía y actitud
de aquella grabación. De todas formas, esas llegarían a ser las últimas veces
que Enfant aparecería en cualquier forma, por lo que documentarla llegaría a ser
algo especial. En esa mentalidad, la sesión en vivo provista el 28 de agosto
sería grabada por mnsn tanto en audio como en video, tan solo para mezclarla,
producirla, y masterizarla poco después, siendo sacada en la forma de 00, el
único disco en vivo y el último proyecto oficial de Enfant.
Lo que
Enfant llegaría a presentar en esta presentación en vivo sería un repaso por
toda su corta trayectoria de manera directa e innovadora. Para entender el
cómo, se tendría que recurrir a las palabras de Auza en su entrevista con estemarcegua cuando se le preguntó el cómo se sentía acerca de Ecce Homo, uno
de los temas emblemáticos del primer disco:
“Pero
recuerdo que la última vez que lo oí sentí una sensación de melancolía y
también de finitud con toda esa obra. No podría repetir lo hecho en esa época.
No por algún tipo de censura, sino por respeto a lo que había pasado. Creo que
tenía más sentido cuando lo escuché por primera vez. Ahora es un tema que me
gusta y lo quiero, pero estoy seguro que, si lo tendría en mis manos en el
tiempo, sería muy diferente. Tal vez eso sea posible en una revisita a ese
disco en los conciertos nuevos.”
Y ese
resulta ser, en su esencia, el espíritu de las canciones presentadas en la presentación
en vivo de 2016 en El Desnivel. Las canciones presentadas resultaban ser
distintas selecciones de los dos discos, pero al mismo tiempo se buscaba
adaptar los temas de Filium.Ex.Machina a la mentalidad y el estilo de arreglos
de Ellipsism. El resultado es algo demasiado peculiar, con estas nuevas
rendiciones siendo casi totalmente opuestas al material de estudio presentado
seis años antes. La maduración y personalidad de los distintos miembros resulta
más evidente con estas nuevas versiones, pero al mismo tiempo se termina por
ofrecer un concierto consistente, fluido, y muy bien llevado de principio a
fin. Casi parecería ser un nuevo proyecto completo, con el ritmo entre canción
y canción siendo algo que no se detiene por mucho tiempo a menos que sea para
construir tensión o expectativa con el silencio. Siendo demasiado directos, las
canciones de Ellipsism son apegadas a las versiones del disco, con la principal
diferencia siendo la ausencia de los múltiples elementos como los arreglos de
cuerdas o de trompetas en la mezcla (aunque en canciones como Gretchen llegan a
aparecer en forma de grabaciones), pero igual llegando a ser el principal
aspecto sobresaliente de la presentación.
En cuanto
a las canciones de Filium.Ex.Machina, el resultado es algo mixto. Todas las
canciones mejoran en calidad, pero otras resultan ser un poco extrañas en estas
nuevas versiones. Esta selección toma presencia en su mayor parte durante la
primera mitad de la presentación (con los temas de Ellipsism siendo los que
toman mayor presencia), y llegan a ser aspectos demasiado interesantes, pero al
mismo tiempo desasociados a sus versiones originales. El ritmo de esta sesión
es uno lento, con el principal enfoque siendo en la atmósfera de las canciones,
en su mayoría enfocadas alrededor de algo parecido a Gretchen en tempo y
estructura, calmados en la presentación de elementos, pero sin muchos momentos
en los que se sube el tono a algo acelerado o estrepitoso. Resiliencia IV,
Vecors, y Gretchen casi parecen ser una sola composición en lo parecidos que
resultan ser en su presentación, e incluso temas potentes como el tema homónimo
del primer disco llegan a ser mucho más calmados, con un enfoque mucho más
grande en el ambiente y la incomodidad. Esta rendición en particular es
totalmente diferente a su versión inicial, con un loop tenso que se repite a lo
largo de toda su duración, incluso implementando un fragmento de trompeta que
es manipulado de una forma parecida, sirviendo más como un puente que una
reinterpretación completa. E incluso el tema largo de Tractar es acortado con
el fin de ser más efectivo en sus aspectos acústicos, calmados y suaves, con un
pequeño quiebre de liberación al medio, pero luego expandiendo aquella calma
hasta pasar a la segunda parte del concierto.
La primera
mitad de 00 resulta ser algo inesperado, totalmente enfocado en la atmosfera,
en la reinterpretación y adaptación de ideas a esta nueva fórmula encontrada en
2015, pero al mismo tiempo siendo una colección de temas sorpresivamente bien
llevados, con el sonido cerrado de la locación ayudando a encapsular de
excelente manera todos esos detalles que se ocultan en el ambiente. Aun así, es
evidente que la mayoría de la energía de 00 reside en aquella segunda mitad,
mucho más potente y expresiva en sus elementos, empezando por una transición extradiegética
hacia Ecce Homo, el tema que sobresale de entre la selección del primer álbum.
Es evidente que el enfoque de Auza y toda la banda a la hora de reinterpretar
las canciones de 2010 residió en este tema, con la primera mitad siendo apegada
a la versión original, pero la segunda siendo algo mucho más calmada y enfocada
en los silencios. Y luego de ese punto aparecen solamente temas de Ellipsism,
con Cristina, Edvarda, Camila, y Victoria siendo la principal atracción de esta
sesión. Temas dinámicos, que juegan con los silencios y la agresividad intensa
de los miembros en sus respectivos instrumentos. Estas son las canciones más
apegadas a sus versiones de estudio, con unas cuantas diferencias en su
presentación (como Edvarda careciendo aquel inicio calmado, saltando
directamente al quiebre intenso luego del final de Cristina, o el suplantar los
elementos como los arreglos de cuerdas y trompeta con teclados y percusión de
manera más que efectiva), finalizando el concierto con broche de oro.
00 es
bastante especial. No resulta ser un concierto perfecto (más bien lleno de
pequeños detalles que no terminan de sentar totalmente bien pero que aún
funcionan por lo que son, como lo pausado de la primera mitad), pero aun así es
un concierto que demuestra el talento, la emoción, pasión, y el virtuosismo
único de Enfant. Las distintas reinterpretaciones de temas de Filium.Ex.Machina
podrían haber sido diferentes, pero igual llegan a reflejar muy bien la
mentalidad y creatividad de todos los miembros involucrados en el disco. Y
aunque solamente Ecce Homo llegue a sobresalir en su totalidad por su energía e
intensidad, los temas de Ellipsism compensan de excelente manera, con el
conjunto que llegan a ser Edvarda, Camila, y sobre todo la apaleadora Victoria
siendo excusa suficiente para que cualquiera llegue a darle una mirada a esta
grabación.
Los
elementos extradiegéticos como la grabación de Charles Bukowski sirviendo de
introducción a la grabación del concierto o el fragmento de dialogo como
transición a Ecce Homo son simplemente muy efectivos a la hora de generar una
inmersión en la experiencia. Pequeños detalles que también se encuentran a lo
largo de las canciones, gracias al talento de todos los miembros involucrados y
de la evidente emoción y energía con las que se presentan cada una de las
canciones, que hacen de esto algo que cautiva una y otra vez, y que invita a la
posibilidad de revisitar. Esto llega a ser incluso mucho mayor con la grabación completa del concierto estando disponible para todo el mundo en forma de video, con toda la pasión pudiendo ser apreciada en cualquier momento. No es una
presentación perfecta, con las versiones de estudio siendo innegablemente más
especiales a las que aparecen aquí, pero el simple hecho que los miembros
pudieran ser capaces de llevar a cabo un concierto de este nivel técnico, sobre
todo considerando las limitaciones, resulta demasiado admirable, con los
aplausos al final de Victoria siendo más que merecidos debido a lo mágico de la
música.
Resulta un
poco triste que esta haya sido una especie de broche final para la trayectoria
de una banda tan especial, pero aun así se tiene la fortuna de contar con documentos
audiovisuales como este para llegar a entender el gran valor de este proyecto. Si
algo puede llegar a demostrarse con 00 es el hecho que Enfant fue, y siempre será,
una anomalía muy especial, pero sobre todo irrepetible dentro de la música
boliviana. Una prueba innegable que este país puede ofrecer algo fuera de la
norma, único y valioso, lleno de virtuosismo, emoción, pero, sobre todo, lleno
de un espíritu apasionado. Es algo demasiado cautivante y detallado en su
esencia. Aunque la vida siga moviéndose adelante, solo queda cerrar con las palabras que Auza parecía
declarar como una ley de vida desde un principio:
“Libertad y Empatía”.
Por siempre y para siempre, al igual que la maravillosa música de Enfant. Arte y estilo en su manifestación más pura.
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