Friday, November 27, 2020

To Do A Dangerous Thing With Style Is What I Call Art / Enfant - 00 (2017) Album Review

 

Overall Rating: 8.5/10

Favorite Track: Victoria / Edvarda / Ecce Homo

El mundo de la música boliviana es uno muy grande, pero eso no quiere decir que sea demasiado extenso en cuanto a lo que llega abarcar. Los artistas que más llegan a triunfar en el ámbito nacional son, en su mayoría, artistas dentro de cualquiera de los distintos géneros de la música folclórica. Esto no es nada malo, ya que el folclor sudamericano en general resulta ser un vasto mar lleno de hermosos proyectos y temas esperando a ser admirados, con algunos de los mejores discos de la historia de la música boliviana siendo parte de este mundo. Pero en el ámbito de música contemporánea los estilos populares llegan a ser cosas como el rock alternativo por parte de bandas como Octavia o propuestas mucho más convencionales en áreas como el pop que llegan con uno o dos éxitos en las estaciones de siempre para luego desvanecerse casi por completo de las listas. E incluso considerando aquello, de todas formas, la mayoría del país se inclina más hacia propuestas internacionales, con tan solo un porcentaje pequeño de individuos interesándose en la exploración musical de distintos géneros. En base a esto, se llega distinguir algo parecido a una comunidad indie/underground más interesada en proyectos menos convencionales, pero que pocas veces llega a traspasar la barrera hacia lo popular.

Esto llega a ser incluso aún más preocupante cuando se habla de la música en vivo. En ese aspecto, géneros como el Thrash Metal, el Grindcore, y el rock de todos los estilos muestra una presencia aún mayor, con comunidades más activas tanto en festivales como en su forma de marcar protagonismo. Es debatible si esto llega a ser algo positivo o negativo, pero es innegable que en todos los años que estos géneros han tomado su espacio dentro de la cultura boliviana, poco o casi nada de progreso ha llegado a ser alcanzado. Y es que si se pudiera definir un cáncer para el mundo de la música en Bolivia sería la enorme abundancia de bandas tributo o bandas que buscan imitar un estilo, y en ambos casos esto llega a hacerse de manera mediocre en su gran mayoría. Incluso si uno no se encuentra muy interesado en el mundo de la música, se puede llegar a reconocer los nombres usuales que aparecen en espacios musicales dentro de ferias culturales como las de “El Prado” o presentaciones en lugares como Equinoccio, Chuquiago Marca, o distintos teatros y bares a lo largo de las ciudades. Soda Stereo, The Beatles, Nirvana, Pink Floyd, Iron Maiden, Metallica; la lista es grande pero la idea es la misma. Son los mismos nombres que aparecen año tras año y anuncio tras anuncio. Y esto no quiere decir que las bandas a las que se le quiere ofrecer tributo sean malas, todas estas son clásicas por un motivo, pero los homenajes llegan a ser olvidables y amateurs.

Pero claro, tampoco es que haya muchos espacios alternativos que estén abiertos a opciones poco convencionales o experimentales en su naturaleza. Generalmente se trata de lugares pequeños, independientes e incluso alejados de lugares concurridos, con locaciones más profesionales y accesibles siendo espacios pequeños como el teatro Nuna o El Desnivel. Y es que, a pesar del contexto musical en Bolivia, la música siempre ha llegado a tener anomalías que buscaban ofrecer algo que rompía los esquemas o que los presentaba de una manera única y personal. En todas las épocas han llegado a surgir un grupo de artistas que sobresalían, y sobresalen todavía, por su sonido único, pasando a un legado de discos y nombres respetados y admirados incluso años luego de su separación. Proyectos como Clímax, Unit, Gato Diablo, Atajo, tan solo para mencionar a unos pocos. Personajes y grupos arriesgados, atrevidos, e incluso algunos recurriendo a lo convencional, pero dándole una vuelta de tuerca para que sea algo individual, demostrando que Bolivia es un país con mucho que ofrecer en el arte de la exploración sonora. Y si se tratara de buscar un exponente mucho más contemporáneo, aquel llegaría a ser sin duda alguna José Carlos Auza y todos los proyectos relacionados a él, pero sobre todo los casos de Taki Ongoy y Enfant.

Auza es una figura enigmática dentro de la música boliviana. De los dieciocho proyectos sacados bajo su manto el artista no ha llego a cobrar ni un solo centavo, y no es que haya un gran interés en aquello de igual manera. Sin importar el proyecto, el género, o la actitud, lo único que buscaba hacerse era generar una expresión libre, algo que se quería decir y que se lo hacía acomodándose al sonido que se sentía adecuado para el momento, todo esto hecho de manera desinteresada y desvinculada de la experiencia o la opinión del público. Auza llegó a tomar múltiples pseudónimos a lo largo de su trayectoria, y en ningún momento se llegó a incentivar la promoción de su música a gran escala, dejándolo a disposición y juicio de la audiencia el si se hacía eso o no, con todos y cada uno de sus álbumes estando gratis y a disposición de cualquiera en sus respectivas páginas de bandcamp. En muchos sentidos parecen ser como joyas ocultas esperando a ser descubiertas y admiradas, pequeñas piezas originales que abarcan multitud de estilos, mezclas, y propuestas; con cada una de ellas teniendo algo que ofrecer. Aun así, y como en todo catálogo de aquella magnitud, siempre salen algunos grupos que sobresalen más que otros, y ese resulta ser el caso de la faceta progresiva, experimental, e impredecible de Auza encarnándose en la forma de Enfant.

Incluso dentro de una discografía de la talla y la diversidad de la de Auza, Enfant llega a sobresalir por lo peculiar y única que resulta ser. Es una banda que tiene su trayectoria dividida en dos etapas. La primera, Filium.Ex.Machina sacada en Julio de 2010, una mucho más personal y apegada a Auza, tomando el alias de Horuset, que tan solo buscaba hacer justicia a sus diversas composiciones con la ayuda de una banda, con el tal de refinar las canciones y darles una sensación de poder ser tocadas en vivo. Resultaba ser un disco muy admirable, con una producción y aspectos técnicos mucho más que sorpresivos considerando el hecho de este ser un proyecto independiente, pero que como una experiencia completa no resultaba ser tan consistente o pulida como uno podría esperar. Esto no quiere decir que había composiciones malas o mediocres, pero sí temas que podrían haber recibido más atención y refinamiento, dando la sensación de ser una colección de ideas que llegaban a generar un híbrido que funcionaba de una manera intrigante, pero que no mantenían una relación totalmente estable como para justificar un disco entero. Aun así, el primer disco de Enfant se encontraba conformado por algunas obras maestras que mostraban el potencial de la banda, particularmente Ecce Homo y el tema homónimo, siendo canciones en las que todos los elementos se encontraban justificados y presentados con una evidente pasión y dedicación. Un par de años después, Auza se retiraría del mundo musical para enfocare en sus estudios de Artes Plásticas, y mientras llegaba a sacar composiciones para distintos filmes bajo el alias de Nicolás Uxusiri, surge la idea de revivir Enfant junto a artistas brasileños y argentinos en 2015.

Es en ese entonces en el que nace Ellipsism, quizás uno de los proyectos que más importancia y significado sostienen dentro de la trayectoria de Auza, y al mismo tiempo llegando a ser una joya oculta, una obra maestra de la música progresiva experimental contemporánea. En aquel punto, el disco dejaba de ser exclusivamente una adaptación de las ideas de Horuset, y pasaba a ser un proyecto colaborativo, igualmente de personal e importante para todos los miembros involucrados. En vez de ser compuesto y arreglado por Horuset, era compuesto por Auza, Paz, y Aillón, y arreglado por Enfant, con el estilo de composición, estructura, producción, y arreglo de los temas siendo muy diferentes a los vistos en el primer disco de la banda. Las piezas musicales dejaban de ser ideas separadas y buscaban ser unidas dentro de una gran composición dividida en siete partes, buscando crear una exploración musical que sea vasta y para nada predecible. Las influencias progresivas y folclóricas eran complementados por muchos otros géneros que venían por parte de cada uno de los miembros involucrados, creando un proyecto único, balanceado, lleno de detalles y misterio. Resultaba ser incomodo, críptico, dejando muchas más preguntas que respuestas, pero estaba tan bien realizado que aquello era lo que menos importaba, invitando al oyente a volver a perderse cuantas veces sea necesario dentro de aquel viaje de ida y vuelta que ahondaba en la ira, la soledad, la tristeza, la melancolía, y la libertad. Un proyecto catártico que tenía mucho que decir, y que lo hacía sin la necesidad de recurrir a palabras, más bien optando por la emoción y la expresión por medio del sonido y la música. Pero este espacio reducido tan solo sirve para dar un contexto acerca de donde se encontraba la banda a este punto, con ambos discos teniendo mucho más que ofrecer que lo que parece a simple vista (y con mis respectivas reseñas ahondando en aquellos mundos y estilos).

En fin, para 2015 el regreso de Ellipsism no había sido solo uno inesperado, sino que más bien demasiado bien recibido por fans y medios interesados en un proyecto a esta escala. No era que se había promocionado el material, sino que llego a llamar la atención por lo inusual y profesional que resultaba, siendo cubierto por medios como La Opinión, El Diario, entre muchos otros. Aun así, las presentaciones en vivo del grupo se podían contar con los dedos de la mano, y no es que no había interés en presentarse en vivo, ya que según Bernardo Paz era costumbre que ensayan de manera seguida, sino que no había muchos lugares en los cuales llegar a hacerlo. Como se mencionaba antes, los espacios que estaban abiertos a propuestas alternativas o poco convencionales eran, y siguen siendo, escasos dentro de Bolivia, y aunque este tipo de eventos reciban cobertura y publicidad considerable, el interés por los mismos resulta ser menor a comparación a otra multitud de eventos.

Lo mismo llegó a pasar con el relanzamiento del primer disco en 2012, con la alineación de Enfant presentándose un par de veces en Cochabamba y La Paz, pero luego no teniendo muchos espacios u oportunidades para administrar más conciertos. Pero tampoco es que hubiera habido mucho interés por parte de los miembros. El objetivo principal de los discos y proyectos de Auza era la libre expresión, pero al mismo tiempo resultaba ser algo desinteresado, que se hacía sin la necesidad de obtener fama o reconocimiento a gran escala. En cierto modo, todos aquellos proyectos eran momentos brillantes, llenos de pasión, pero efímeros en su esencia, y Enfant no era la excepción. El retorno de la banda y la grabación de Ellipsism había sido algo a mucha mayor escala, contando con multitud de elementos usados en el disco que resultarían interesantes para verse en una presentación en vivo, pero no es como si se hubieran hecho muchas presentaciones luego de la salida de aquel álbum. De hecho, pasaría casi un año para que Enfant llegara a presentarse en vivo de manera adecuada por un par de funciones, el 28 y 29 de agosto de 2016 en el espacio alternativo de El Desnivel en La Paz, Bolivia.

Estas dos funciones llegarían a ser muy esperadas por aficionados a la que había sido una propuesta muy original por parte de Auza, pero además llegaron a ser funciones que recibieron una promoción considerable por parte de los organizadores del evento. En todo caso, parecía que finalmente se había establecido una alineación que iría a estar a la altura del nuevo estilo musical de la banda, contando con la participación de José Carlos Auza, Bernardo Paz, Christian Aillón, Luis Aranda, Álvaro Lenz, Diego Ponce, y Enrique Poppe, estableciendo el enfoque principal del grupo en las guitarras, el bajo, la batería, los teclados, la percusión, la programación de distintos elementos, y los arreglos vocales; algo un poco menos extenso que lo que se había usado en el disco, sin la notable presencia de trompeta y cuerdas, pero con la misma energía y actitud de aquella grabación. De todas formas, esas llegarían a ser las últimas veces que Enfant aparecería en cualquier forma, por lo que documentarla llegaría a ser algo especial. En esa mentalidad, la sesión en vivo provista el 28 de agosto sería grabada por mnsn tanto en audio como en video, tan solo para mezclarla, producirla, y masterizarla poco después, siendo sacada en la forma de 00, el único disco en vivo y el último proyecto oficial de Enfant.

Lo que Enfant llegaría a presentar en esta presentación en vivo sería un repaso por toda su corta trayectoria de manera directa e innovadora. Para entender el cómo, se tendría que recurrir a las palabras de Auza en su entrevista con estemarcegua cuando se le preguntó el cómo se sentía acerca de Ecce Homo, uno de los temas emblemáticos del primer disco:

“Pero recuerdo que la última vez que lo oí sentí una sensación de melancolía y también de finitud con toda esa obra. No podría repetir lo hecho en esa época. No por algún tipo de censura, sino por respeto a lo que había pasado. Creo que tenía más sentido cuando lo escuché por primera vez. Ahora es un tema que me gusta y lo quiero, pero estoy seguro que, si lo tendría en mis manos en el tiempo, sería muy diferente. Tal vez eso sea posible en una revisita a ese disco en los conciertos nuevos.”

Y ese resulta ser, en su esencia, el espíritu de las canciones presentadas en la presentación en vivo de 2016 en El Desnivel. Las canciones presentadas resultaban ser distintas selecciones de los dos discos, pero al mismo tiempo se buscaba adaptar los temas de Filium.Ex.Machina a la mentalidad y el estilo de arreglos de Ellipsism. El resultado es algo demasiado peculiar, con estas nuevas rendiciones siendo casi totalmente opuestas al material de estudio presentado seis años antes. La maduración y personalidad de los distintos miembros resulta más evidente con estas nuevas versiones, pero al mismo tiempo se termina por ofrecer un concierto consistente, fluido, y muy bien llevado de principio a fin. Casi parecería ser un nuevo proyecto completo, con el ritmo entre canción y canción siendo algo que no se detiene por mucho tiempo a menos que sea para construir tensión o expectativa con el silencio. Siendo demasiado directos, las canciones de Ellipsism son apegadas a las versiones del disco, con la principal diferencia siendo la ausencia de los múltiples elementos como los arreglos de cuerdas o de trompetas en la mezcla (aunque en canciones como Gretchen llegan a aparecer en forma de grabaciones), pero igual llegando a ser el principal aspecto sobresaliente de la presentación.

En cuanto a las canciones de Filium.Ex.Machina, el resultado es algo mixto. Todas las canciones mejoran en calidad, pero otras resultan ser un poco extrañas en estas nuevas versiones. Esta selección toma presencia en su mayor parte durante la primera mitad de la presentación (con los temas de Ellipsism siendo los que toman mayor presencia), y llegan a ser aspectos demasiado interesantes, pero al mismo tiempo desasociados a sus versiones originales. El ritmo de esta sesión es uno lento, con el principal enfoque siendo en la atmósfera de las canciones, en su mayoría enfocadas alrededor de algo parecido a Gretchen en tempo y estructura, calmados en la presentación de elementos, pero sin muchos momentos en los que se sube el tono a algo acelerado o estrepitoso. Resiliencia IV, Vecors, y Gretchen casi parecen ser una sola composición en lo parecidos que resultan ser en su presentación, e incluso temas potentes como el tema homónimo del primer disco llegan a ser mucho más calmados, con un enfoque mucho más grande en el ambiente y la incomodidad. Esta rendición en particular es totalmente diferente a su versión inicial, con un loop tenso que se repite a lo largo de toda su duración, incluso implementando un fragmento de trompeta que es manipulado de una forma parecida, sirviendo más como un puente que una reinterpretación completa. E incluso el tema largo de Tractar es acortado con el fin de ser más efectivo en sus aspectos acústicos, calmados y suaves, con un pequeño quiebre de liberación al medio, pero luego expandiendo aquella calma hasta pasar a la segunda parte del concierto.

La primera mitad de 00 resulta ser algo inesperado, totalmente enfocado en la atmosfera, en la reinterpretación y adaptación de ideas a esta nueva fórmula encontrada en 2015, pero al mismo tiempo siendo una colección de temas sorpresivamente bien llevados, con el sonido cerrado de la locación ayudando a encapsular de excelente manera todos esos detalles que se ocultan en el ambiente. Aun así, es evidente que la mayoría de la energía de 00 reside en aquella segunda mitad, mucho más potente y expresiva en sus elementos, empezando por una transición extradiegética hacia Ecce Homo, el tema que sobresale de entre la selección del primer álbum. Es evidente que el enfoque de Auza y toda la banda a la hora de reinterpretar las canciones de 2010 residió en este tema, con la primera mitad siendo apegada a la versión original, pero la segunda siendo algo mucho más calmada y enfocada en los silencios. Y luego de ese punto aparecen solamente temas de Ellipsism, con Cristina, Edvarda, Camila, y Victoria siendo la principal atracción de esta sesión. Temas dinámicos, que juegan con los silencios y la agresividad intensa de los miembros en sus respectivos instrumentos. Estas son las canciones más apegadas a sus versiones de estudio, con unas cuantas diferencias en su presentación (como Edvarda careciendo aquel inicio calmado, saltando directamente al quiebre intenso luego del final de Cristina, o el suplantar los elementos como los arreglos de cuerdas y trompeta con teclados y percusión de manera más que efectiva), finalizando el concierto con broche de oro.

00 es bastante especial. No resulta ser un concierto perfecto (más bien lleno de pequeños detalles que no terminan de sentar totalmente bien pero que aún funcionan por lo que son, como lo pausado de la primera mitad), pero aun así es un concierto que demuestra el talento, la emoción, pasión, y el virtuosismo único de Enfant. Las distintas reinterpretaciones de temas de Filium.Ex.Machina podrían haber sido diferentes, pero igual llegan a reflejar muy bien la mentalidad y creatividad de todos los miembros involucrados en el disco. Y aunque solamente Ecce Homo llegue a sobresalir en su totalidad por su energía e intensidad, los temas de Ellipsism compensan de excelente manera, con el conjunto que llegan a ser Edvarda, Camila, y sobre todo la apaleadora Victoria siendo excusa suficiente para que cualquiera llegue a darle una mirada a esta grabación.

Los elementos extradiegéticos como la grabación de Charles Bukowski sirviendo de introducción a la grabación del concierto o el fragmento de dialogo como transición a Ecce Homo son simplemente muy efectivos a la hora de generar una inmersión en la experiencia. Pequeños detalles que también se encuentran a lo largo de las canciones, gracias al talento de todos los miembros involucrados y de la evidente emoción y energía con las que se presentan cada una de las canciones, que hacen de esto algo que cautiva una y otra vez, y que invita a la posibilidad de revisitar. Esto llega a ser incluso mucho mayor con la grabación completa del concierto estando disponible para todo el mundo en forma de video, con toda la pasión pudiendo ser apreciada en cualquier momento. No es una presentación perfecta, con las versiones de estudio siendo innegablemente más especiales a las que aparecen aquí, pero el simple hecho que los miembros pudieran ser capaces de llevar a cabo un concierto de este nivel técnico, sobre todo considerando las limitaciones, resulta demasiado admirable, con los aplausos al final de Victoria siendo más que merecidos debido a lo mágico de la música.

Resulta un poco triste que esta haya sido una especie de broche final para la trayectoria de una banda tan especial, pero aun así se tiene la fortuna de contar con documentos audiovisuales como este para llegar a entender el gran valor de este proyecto. Si algo puede llegar a demostrarse con 00 es el hecho que Enfant fue, y siempre será, una anomalía muy especial, pero sobre todo irrepetible dentro de la música boliviana. Una prueba innegable que este país puede ofrecer algo fuera de la norma, único y valioso, lleno de virtuosismo, emoción, pero, sobre todo, lleno de un espíritu apasionado. Es algo demasiado cautivante y detallado en su esencia. Aunque la vida siga moviéndose adelante, solo queda cerrar con las palabras que Auza parecía declarar como una ley de vida desde un principio:

“Libertad y Empatía”. 

Por siempre y para siempre, al igual que la maravillosa música de Enfant. Arte y estilo en su manifestación más pura. 

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