El Tango es una parte de la música que
siempre ha estado en busca de una definición concreta respecto a lo que
representa tanto musical como emocionalmente. Surgido de una mezcla ciertamente
única y reconocible, pero que sinceramente es difícil de llegar a describir de
manera teórica. Aun así, dos cosas son seguras. La primera es la evidente
influencia europea que presenta en la mayoría de su identidad, poco a poco
adornada con otras vertientes latinas y extranjeras. La instrumentación ya icónica
reconocible por el uso del bandoneón, el piano, y el violín; formando parte de
composiciones orquestales que danzan entre la elegancia, la picardía, y la
melancolía. Lo segundo, las múltiples voces que acompañaban a estas
composiciones, que daban vida a los temas, a las atmósferas únicas que se presentaban.
Carlos Gardel, Roberto Goyeneche, Edmundo Rivero. Y el maravilloso Julio Sosa.
Julio Sosa, El Varón del Tango, figura
prominente del género del cual se extrajo dicho apodo, que prosperó en el mundo
de la música a pesar de las amarguras y las algarabías que la vida le llevó a
sus pies. Uruguayo en sus orígenes, nacido de la pobreza, ejerciendo cualquier
oficio que se cruzaba por su camino, casándose con tan solo 16 años, quedando
soltero a los 19, para luego mudarse a Argentina con 21 años. 15 años de
trayectoria lo llevaron a marcar una carrera exitosa, participando en orquestas
con las cuales llegaría a sacar varios de sus grandes éxitos. Un trágico
accidente de automóvil lo llevaría a su muerte en 1964, falleciendo a la edad
de 38 años, finalizando una carrera que apuntaba a muchas más cosas en su
futuro.
Aun así, Sosa es mantenido como uno de los
íconos de toda la historia del tango. Su trayectoria musical dio fruto a un
gran número de interpretaciones inolvidables, eternas dentro de la historia
argentina. Su carrera fue relativamente corta, pero aun así fue fantástico el
legado que se dejó por detrás. Esta compilación presenta lo que ofrece en el
título. Veinte canciones que sangran tristeza, que se ven rodeadas por nostalgia,
y que hablan de rencor, amargura, melancolía, pero, sobre todo, añoranza a un
amor que ya fue, o que quizás podría ser. Pero ¿Por qué esta compilación en
específico?
Pocas personas dentro de mi vida tuvieron
tanto impacto como mi abuelo. Cuando era
pequeño, apenas entrando en la adolescencia, no había varias cosas que me sacaran
de la depresión y el aire de desánimo que sentía día a día. Pero cada cierto
tiempo, en vacaciones, tenía la fortuna de ir a casa de aquellos viejos a
acompañarlos, estando tranquilo, contento. Mi abuelo padecía de Alzheimer, y al
encontrarme consciente de su situación, me encantaba hacerle compañía en su
habitación y en el patio de la casa, en la cual él tenía su asiento para
reflexionar durante horas, junto a los perros que nos hacían compañía.
Aquellos eran los pocos momentos en los
cuales dejaba de lado mi música para escuchar lo que sea que aquel hombre
estuviera escuchando. Música folclórica, temas del ayer, programas de radio de
una estación que nunca cambiaba, y tangos. Cambalache fue el primer tema de
tango que llegué a escuchar en mi vida, y me llego a hipnotizar tanto como lo
llegaba a hacer para mi abuelo. Dentro de toda la miseria que estaba siendo
comunicada, Julio Sosa mantenía una elegancia, un tono constante que conducía
toda la canción a algo disfrutable, memorable, irónicamente alegre. Nada,
Madame Ivonne, María, En Esta Tarde Gris; excelentes temas que presentaban la
picardía, el sarcasmo, la amargura, y el amorío exagerado que cargaban las
distintas historias siendo presentadas con tal instrumentación icónica, con tal
voz tan reconocible como entrañable.
No sabía, ni tampoco se, en detalle la
clase de vida que mi abuelo había llegado a vivir. Sabía uno que otro detalle,
pero lo suficiente para reconocer como aquella música lo transportaba a algún
lugar en sus años de juventud. Era la figura que consideraba mi modelo a
seguir, no por lo que hubiera hecho, sino por donde se encontraba. Dentro de su
condición no paraba de destellar con carisma, con agradecimiento a estar vivo,
con un claro amor a sus nietos. Una de las pocas personas con las que realmente
me llegaba a sentir tranquilo, a salvo. Con aquel sarcasmo y humor que solo era
equiparado por Cambalache. Es por eso que su fallecimiento fue un peso demasiado
grande. Saber que no volvería a llegar a sentarme a su lado por una última vez,
sin siquiera haber podido decir un adiós. Es entonces que revisitar a Julio
Sosa por mi cuenta tuvo mucho más efecto en mí, llegar a comprender la tragedia
y la pena que ocurría en la atmosfera de la música.
Mucho cambió luego de aquel suceso. Debido
a que era muy cerrado con los demás no era fácil compartir esta emoción con
cualquiera. Es por eso que abrirme de esta forma la segunda persona en mi vida a
la que llegué a estimar tanto como a mi abuelo significó mucho para mí. Una alegría
que tuvo la fortuna de ser larga, pero que acabó de manera brusca. Volver a
visitar los Tangos de Sosa con aquella nueva sensación adquirida hizo comprender lo universal y
poética que llegaban a ser las canciones. Uno, Que Falta Que Me Hacés, Rencor;
todos estos temas no simplemente eran nostalgia pura, hermosa, sino que ahora eran
empáticas en muchos sentidos. Amargura, sarcasmo, ironía, pero amor puro que
perdura a pesar del tiempo.
“El ancla más linda que ataba mis sueños.
Era mi amor, pero un día se fue de mis cosas, y entró a ser un recuerdo.”
Hay algo dentro del Tango que comunica lo
que es sentirse vivo dentro de la tragedia. No hablan del amor como un recuerdo
placentero, hablan de aquellas experiencias que marcan a una persona, llevándola
a añorar un futuro mejor, incluso con el sentimiento vivo dentro del corazón. Incluso
dentro de toda la fineza que se presenta, la emoción es pura. Y considero que
esta colección de temas son los que presentan aquellas características de la
manera más evidente y bella que se podría llegar a encontrar.
Lo dice el mismo Sosa en su interpretación
icónica de La Cumparsita:
“Porque el tango es fuerte. Tiene olor a vida. Tiene gusto a muerte.”
Soy una persona totalmente distinta a la que vivía en aquel ayer, pero no hay nada que yo no daría por volver al
lado de aquel viejo al que yo quería más que a mi propia vida, por escuchar una
última vez aquella voz juguetona que al mismo tiempo se preocupaba por su
familia. Años después de su partida, de experiencias distintas, de vivencias
hermosas a la par de desagradables, aún anhelo volver a dejar el estrés por detrás
para regresar a casa de mis abuelos y entrar a aquel cuarto a pasar horas
tranquilo escuchando toda clase de música de aquella radio negra más vieja que
todos los años que me encontraba vivo. Para revivir el sentimiento de alegría y
tranquilidad que espero alguna vez volver a replicar en su totalidad. Aun así,
los recuerdos siguen apegados a mi ser, tan eternos como los temas que se encuentran en esta compilación.
Incluso
si estas no son las canciones exactas que sonaban en aquel entonces, me da una
extraña sensación de relajación y nostalgia. Es lo más cerca que puedo llegar a
aquellos tiempos, y no podría estar más agradecido por aquello.
Hermoso.
No comments:
Post a Comment